Adolf Hitler, en estas fotos tomadas por su fotógrafo personal, ensaya gestos destinados a parecer espontáneos mientras se escucha una grabación de uno de sus discursos. En 1927, cuando Heinrich Hoffman tomó estas fotos, Adolf Hitler ya era millonario, gracias a su libro Mein Kampf.

Hitler cultivó cuidadosamente su imagen como líder del partido y de Alemania, utilizando el valor propagandístico de las fotografías. Hoffman, un buen amigo de Hitler y su fotógrafo exclusivo, tituló las imágenes: "Adolf Hitler ensaya gestos supuestamente espontáneos mientras se escucha una grabación de uno de sus discursos anteriores". Las fotos podían acabar con el mito de las habilidades naturales para la oratoria de Hitler por lo que ordenó a Hoffman que destruyera los negativos.
Hoffman no lo hizo y fueron publicados en las memorias de Hoffmann "Hitler fue mi amigo" (1955). Hoffmann fue quien presentó a Hitler a su entonces asistente de estudio,
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